jueves, 28 marzo 2024

Cada amanecer es un día especial

Aprendí a decir las verdades que me turban de una sola vez, pero sin palabras ofensivas, con la misma naturalidad de una jarana.

Aprendí a decir las verdades que me turban de una sola vez, pero sin palabras ofensivas, con la misma naturalidad de una jarana.

Mi amigo Carlos abrió su clóset y se sorprendió con un paquete aun sin desatar que guardaba en una de sus partes. Y para su sorpresa no era un simple paquete.

¡No! ¡Este juego de dormir lo adquirió Mayra en uno de nuestros primeros paseos y nunca vi que lo usara! ¡Como siempre, lo guardaba para una ocasión especial que nunca llegó!, me aseguró Carlos. Mi amigo sintió tal tristeza y depresión que me estremeció.

Luego de unos instantes de reflexión tomó el paquete y lo colocó junto a otras ropas que llevaría a la funeraria para vestir a su esposa, quien acababa de morir. “Llegó la ocasión especial”.

Volviéndose a mí me dijo: ¡La ocasión especial es el hoy! Cada amanecer es especial, vívelo como el único. Disfruta cada instante que la vida te proporciona como si fuera especial.

Sus palabras aun retumbar en mis oídos y se juntan a otras historias similares, porque yo también era de las que buscaba “el día especial”. 

Desde entonces combino el trabajo con el paseo y la distracción. Trato de pasar más tiempo con la familia y amigos dándole el valor que realmente llevan estos momentos. Disfruto de novelas, series y películas, aunque me parezcan tontas por su contenido y su siempre esperado feliz final.

Ya no guardo nada. Me pongo mis ropas nuevas para ir al trabajo; estreno de inmediato cada pieza de vestir que adquiero o recibo como regalo. Si así lo deseo, uso mi mejor perfume hasta para estar en casa y hago los quehaceres domésticos sin apuro ni mucha perfección.

Estoy trabajando en desterrar de mi vocabulario frases como “cualquiera de estos días”. Todo lo que vale la pena escucharlo, hacerlo o verlo lo hago en corto y mediano plazo.

No guardo en mi corazón los deseos de expresar el amor a mis familiares. Ya no me siento enojada ni cursi con la utilización de términos como “te amo mucho”. Cada vez que siento la necesidad de hacerlo saber, lo hago, sin sentirme ridícula por la sistematicidad y reiteración al expresar ese sentimiento.

Aprendí a desprenderme de objetos materiales y artículos que otros necesitan sin remordimientos. Aprendí a decir las verdades que me turban de una sola vez, pero sin palabras ofensivas, con la misma naturalidad de una jarana.

En cada ocasión que lo merite ofrezco disculpas, agradezco y solicito un por favor, porque ¡estas actuaciones también hacen que cada día sea especial!

Creo que si Mayra, la esposa de mi amigo Carlos,  hubiese reflexionado tal como yo, y no hubiese guardado su juego de dormir y hasta quizás tantas otras cosas que guardó en su corazón para esa ocasión especial que nunca llegó.


Aliuska Brizuela Vega

Licenciada en Periodismo Licenciada en Periodismo por la Universidad de La Habana 2012. Editora del sitio web de Telecubanacán y amante de la literatura.

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