martes, 26 marzo 2024

Matria, entre el flash y un pas de danse

Desde este viernes 16 de octubre y hasta noviembre varias ciudades cubanas acogerán la muestra fotográfica del artista Gabriel Dávalos, quien se vale de la danza como pretexto para revelar esencias.

Hay un mágico instante en que la vida parece detenerse ante un flashazo de cámara para luego eternizarse. Ese instante en el que un lente y sobre todo alguien detrás de él nos provocan a reencontrarnos en algún lugar entre la vida que tenemos y la que deseamos construir. A hacer de lo aparentemente efímero algo fértil e imperecedero.

Gabriel Dávalos sabe con maestría conectar la realidad con los sueños, cuestionarlos, replantearnos metas, captar verdades. Matria es uno de esos sueños que nos muestran esencias irrenunciables a través de instantáneas, gentes y lugares que dialogan, la poesía de lo cotidiano que emerge con naturalidad en espacios públicos. Como si la vida transcurriese justamente entre el flash y un pas de danse… para luego reinventarse.

A las puertas de ser inaugurada este viernes la exposición en Matanzas, la primera ciudad de su itinerario nacional, Gabriel conversó con Cubadebate sobre este proyecto de autor que encontró abrigo y alas en el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC). La muestra está dedicada al centenario de nuestra prima ballerina assoluta Alicia Alonso, a la Jornada de la Cultura Cubana y al aniversario 42 del fondo.

—A Matria la has definido como “nuestro pedazo de tierra más íntimo: es la madre”. ¿Cómo nació y cuál es su horizonte artístico? Tus expectativas como creador…

“El punto de partida conceptualmente es la tierra más íntima, ese pedacito que te ata, dondequiera que estés, adondequiera que vayas a parar, a cualquier edad. Ese pedacito de tierra íntima que te atrae, con el que te conectas, al que tienes que regresar cada vez que quieras reencontrarte a ti mismo. Ese pedazo de tierra íntima es la Patria. La patria hembra, la patria mujer, la patria madre, todavía más reducida, más esencial.

“Es un proyecto que surgió a partir de la idea de tener un libro que recogiera parte del trabajo de estos diez años, pues el 11 de diciembre habrá pasado ese tiempo desde la primera foto de danza que hice. Básicamente, la primera foto profesional porque antes más bien no era ni siquiera un hobby. Ya allí fue cuando empecé a asumir la fotografía con mayor seriedad o con la intención de abrir un camino en ese sentido.

“Aunque surgió de la idea del libro, día tras día iba creciendo y enseguida se convirtió en un proyecto mayor con varias áreas de trabajo: desde un área productiva capaz de hacer rentable cualquier proyección, hasta una de desarrollo de la comunicación visual, un área del arte, otra de trabajo con la comunidad –de bien público –, y una fundamentalmente para reforzar valores de la nación.

“Es esencialmente un proyecto martiano en toda su dimensión, no se trata solo de proclamarse sino de asumirse como un proyecto martiano: que en cada cosa que haga –aunque tú no lo veas, aunque no esté puesto el nombre– identifiques uno de los valores martianos. El de ser útil, basado en la ‘utilidad de la virtud’, es quizás el más claro de todos: que lo que hagamos tenga el placer, el privilegio de ser útil a alguien, aunque sea a una persona. Y ojalá que a más.

“Por eso si me preguntas qué es lo que avizoro, lo que me gustaría, es ser útil y que este proyecto sea capaz de acompañar de alguna manera, espiritual o material, a la gente en este tiempo, en Cuba o fuera de Cuba”.

—Admiro tu capacidad de comunicar a través de los diferentes lenguajes encontrados desde tus múltiples visiones como periodista, fotógrafo, creador, artista… ¿Cuánto hay de esas miradas en esta propuesta? ¿Cómo influyen la fuerza de la visualidad y del movimiento para revelarnos realidades y protagonistas de algunos de los propios espacios donde vas a exponer?

“Como yo lo asumo, no hay un presupuesto artístico detrás. De alguna manera creo que lo que va detrás es justamente el tratar de captar la esencia de la gente común. Yo siempre digo que las fotos son como espejos que reflejan el alma de la gente, de las personas que las hacemos. Y lo que se propone es tratar de ser ese espejo donde se reflejen las almas de las personas que habitan la ciudad en ese tiempo. Pero no un público determinado, no un público que consuma fotografía, que consuma arte, o uno que sea de pronto sensible a diversas manifestaciones, sino cualquier público.

“El mismo público que se monta en una guagua, el mismo público que va a pie de un punto a otro, el mismo público que hace su vida diaria con los avatares de la cotidianidad cubana. Ese es, básicamente, el gran público y, además, el objetivo de esta muestra que resulta uno de los campos de batalla de Matria.

“Hay fotografías de La Habana que van a viajar a Santa Clara o a Cienfuegos, pero hay fotografías de Camagüey en Camagüey, de Matanzas en Matanzas y de Santiago en Santiago. Es muy probable que muchas de las personas que pasen se vean en las fotos. Son protagonistas de su propia cotidianidad.

“Cuando hacemos estas fotos mostramos la realidad, no les decimos ‘pasa, ponte, párate’. Es una mezcla: la fotografía artística –quizás usando al bailarín como pretexto para llamar la atención– y el resto es el reflejo de la vida real, no está modificada, no parqueamos una guagua, no componemos una imagen adrede, pensada. Los escenarios son así como los ves, la gente que aparece estaba pasando en ese momento, el que estaba mirando, el que se atravesó…

“A veces uno dice después: ‘ay, si este hombre no estuviera aquí’. No, al contrario, qué bueno que ese hombre esté ahí. Pasa que en la fotografía te encuentras algo que no te gusta desde el punto de vista estético o artístico, pero no le resta en teoría a la imagen, y como es también fotografía documental ese hombre estaba allí por alguna razón. Es la vida cotidiana de Cuba.

“Luego, los protagonistas no son solo los bailarines. Son los bailarines como pretexto para llamar la atención con el lenguaje de la danza, con el lenguaje corporal, pero también son las personas que estaban allí.

“Al regresar con la exposición a sus espacios cotidianos y no a una galería, se produce esa sabrosísima interacción de Yo y mi realidad en el lugar en que ocurre. Por eso es que queremos irnos a esas plazas concurridas para acompañar a la gente.

“Por ejemplo, nos decían en una provincia que en el parque había un grupo de personas haciendo una cola para acceder a una tienda y tal vez no era el mejor lugar para exponer las fotos. Y eso es lo que me parecía interesante: si esas personas en este momento tenían que hacer una cola en el lugar, pues la forma que tengo de acompañarlos, al menos yo, es de provocarles un pensamiento, una sensación y acompañarlos desde lo que hago.

“A cada foto le hemos agregado conscientemente, una frase de Martí, que además tiene la referencia de las Obras Completas, el tomo y la página, pues es una invitación a pensar, a pensarse, a pensar el país, a pensar el mundo, a pensar la fe, lo mismo en una cola, en una caminata o si está en el parque con la familia. Esa es la intención”.

—Obras, formatos, locaciones, fechas… Cuéntanos del viaje de la muestra.

“Vamos a inaugurar la muestra este 16 de octubre en el Parque de la Libertad en Matanzas, a las diez de la mañana. Yo siempre digo que a Matanzas nunca voy, a Matanzas siempre regreso. Porque a ella me unen historias, anécdotas de mis antepasados y otras mías más recientes. Mi familia viene de allá, fueron de los primeros pobladores de la ciudad… Ahí iba con mi papá que era periodista y atendía arqueología, junto al historiador de la ciudad, a explorar cuevas. Matanzas es el primer punto, entre otras cosas, porque es bien emotivo para mí regresar.

“En esta provincia trabajamos con profesores y alumnos de la escuela vocacional de arte, bailarines de Nova Danza y también de una compañía que en Cuba goza de gran prestigio que es Danza Espiral.

“Después estaremos el día 19 en Santa Clara, a las seis de la tarde. Santa Clara tiene una particularidad y es que, en el Parque Leoncio Vidal, donde va a ser la exposición, ya estuvieron un año las fotografías de la serie Santa Clara. Vivir y bailar. Ahora vamos a regresar, pero con fotos de La Habana; diez instantáneas en colores acompañadas también de frases de Martí.

“De ahí viajamos a Santiago de Cuba. La cita será el 21 en el Parque Céspedes, a las seis de la tarde. Es una vieja deuda que hace años queríamos saldar y esta es la oportunidad. Allí trabajamos con el Ballet Santiago de Cuba que este año está cumpliendo su aniversario 30, Kokoyé, Teatro Danza del Caribe y otros… Son bailarines de compañías locales reconocidas en Cuba y con experiencia internacional.

“Nos presentamos en Camagüey el 23, a las 6:00 p.m. en la Plaza de los Trabajadores. En esa ciudad tuvimos la colaboración del Ballet de Camagüey que es una institución prestigiosa. Otra vieja deuda, desde 2012, y no habíamos podido concretar la expo sino hasta ahora. Queremos seguir avanzando para que Camagüey tenga su libro también; lo que más me gustaría. Es una ciudad maravillosa visualmente y en todos los sentidos.

“De ahí regresamos a La Habana y, próximo al aniversario de fundación de la ciudad, tendremos una muestra con una selección de fotografías de todas las provincias. O sea, no vamos a exponer en La Habana solo a La Habana, sino una selección de todas estas provincias porque al final La Habana es la capital de los cubanos y sería bonito que haya, en un espacio público, reconocido, un grupo de imágenes que nos inviten a ver –desde la danza– a Cuba entera”.

—En este primer circuito están representadas varias de las provincias con mayor tradición danzaria, ¿se ha previsto ampliar la ruta de esta gran expo pública?

“La idea que tenemos es que esas mismas exposiciones, una vez las tengamos, podamos intercambiarlas, es decir, puede haber varias soluciones futuras: moverlas con las que están o llevarlas a los municipios, porque como mismo tratamos que no sean habanocéntricas las actividades, sería interesante igual que no se queden solo en las cabeceras de provincias, sino que puedan irse a otros municipios.

“Lo otro sería, de hecho lo proyectamos así, visitar más ciudades y trabajar con bailarines locales para que, en un segundo momento, puedan tener exposiciones en esos espacios. Y quizás estas fotos podrían acompañar a escuelas de arte y, cuando terminen, ser donadas a hospitales para que formen parte de la ornamentación de esos espacios. Por ejemplo, en La Habana en el Instituto de Endocrinología tú vas caminando por los pasillos y te encuentras las fotos. Para mí eso es maravilloso porque los acompaña”.

—Ahora estamos por ver el resultado de Matria, cuéntanos acerca del proceso, sus particularidades, las alianzas, dedicatorias… Los muchos esfuerzos que, de a poco, han hecho posible esta propuesta artística que, desde la fotografía, incita a repensarnos, sobre todo, con un alto sentido martiano como reto y resorte…

“Es la alineación de una infinidad de almas, de subjetividades, de sensaciones y, finalmente, de personas. De todo eso. Parte desde aquel grupo de personas que un día –hace diez años– vieron una foto publicada en una red social y les pareció bonita, les pareció agradable, les conectó, les llegó. Le abrieron un espacio y me permitieron seguir creciendo en ese proyecto.

“Tener una exposición nacional con fotografías impresas en gran formato en los principales parques –incluso patrimoniales– de las provincias, no es simplemente una decisión o un apoyo de hace 15 días o un mes. Es un proceso que comenzó hace diez años y va desde la primera persona que dijo: “esta foto también es mía” y le dio un espacio en su vida cotidiana.

“Si voy a agradecer, tengo que hacerlo desde la primera persona que la acogió y la hizo suya, hasta la gente que me ha acompañado por el camino, de cerca o de lejos, que se han mantenido escribiendo y acompañándome. Esas palabras suelen ser como abrazos porque están lejos, pero cuando te las dicen, te abrazan en dos sentidos: de abrazar (en sí) y de abrazar por encenderte el espíritu y las ganas.

“También a quienes por el camino –ya en la parte institucional- se han hecho cómplices de ese sentir de la gente, también siendo parte del sentir, y han abierto puertas poco a poco, a su paso, a su tiempo. Nunca es fácil, el camino tiene muchas sillas, como la canción de Silvio; tiene muchos obstáculos, pero por ese camino, con constancia, se van sorteando.

“Va igual para la gente más simple, más común. Soy una persona común. Lo que pasa es que, dentro de un grupo de comunes, cuando nos proponemos hacer algo mayor generalmente sale. Este país sabe lo que eso: hacer una obra mayor a partir de gente simple. También son comunes y simples las personas que dirigen las instituciones cubanas.

“Desde esa célula pequeñita en el medio de unos siete mil millones de habitantes que te apoya hasta un centro que te abre las puertas, en este caso el Fondo Cubano de Bienes Culturales como cómplice entrañable, es lo que hace que Matria sea posible.

“Ha sido un placer trabajar con Collage Ediciones, con el Ministerio de Cultura y otras instituciones que se han sumado y nos apoyan. Podría parecer que son solo instituciones, pero son las personas que están allí, la institución por sí sola no es nada. Son las personas que la viven, que la trabajan, que la construyen. Ha sido una química hermosa llegar aquí después de un proceso difícil.

“Hay un entrelazado de gente distinta y entre todos se hace ese tejido que permite avanzar hacia Matria. Para no citar nombres y apellidos, mi agradecimiento va de punta a cabo. En el libro dice: a todas las personas imprescindibles que no necesito mencionar porque ellas saben quiénes son. Simple como eso”.

—¿Cuáles son esas esencias que no pueden perderse de vista en la bitácora de Matria, asumida no solo como la idea que tuvo cierto fruto sino como camino compartido con todas las horas extras que le dedicaste junto a esos imprescindibles, muchos sueños en uno mismo, varias proyecciones en un solo proyecto…?

“Podría responderte con estas frases: ‘honrar, honra’, ‘con todos y para el bien de todos’, ‘Patria es humanidad’, ‘necesitamos levantar, no poetizar las caídas’, ‘creo en la utilidad de la virtud’ … Frases (martianas) que yo llevo dentro de otra manera, sin memorizarlas solamente, sin necesidad de proclamarlas.

“Cuando tú metes todo eso en una caldera y haces un ajiaco te da la columna vertebral de la nación cubana. Algo que no debe dejar de decirse con Matria es eso: buscar lo esencialmente cubano en tiempos muy difíciles, lo que nos define. Eso evidentemente tiene que ver, sí o sí, con Martí. Y no perder la fe en lo que se cree”.

Ante la petición de aproximar a nuestros lectores a las páginas del libro que lleva el nombre del proyecto y se prevé presentar oficialmente en diciembre próximo, Gabriel anticipó: “Fue el punto de partida y el resultado de un trabajo en equipo. Tiene una selección de un grupo de fotografías de varias series sobre La Habana en estos diez años de trabajo. Queremos presentarlo el 11 de diciembre, cuando se cumplen los diez años de aquella primera foto profesional de danza que aparece como la última de este libro. El prólogo es de Nelson Herrera Ysla, quien tuvo la delicadeza de compartir estas palabras que prestigian al libro y a mí”.

Se trata de una edición limitada que, bajo el sello de Collage Ediciones, tendrá su espacio en el siguiente capítulo de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Allí cobran movimiento bailarines (en su mayoría cubanos) del Ballet Nacional de Cuba y de otras compañías del mundo.

Asimismo, se han realizado reproducciones de varias de las imágenes más representativas del artista –Premio de Danza de Cataluña 2019– que, además de su gran valor artístico, poseen una esmerada impresión de alta calidad y con precios casi simbólicos.

Esfuerzos todos que hacen diana en el horizonte de lo útil y convergen en un mismo derrotero: abrazar un sueño compartido, desandar caminos, construir otros, impulsar, mover, regresar siempre a las raíces, multiplicar miradas, buscar lo esencial, (re)encontrarnos, dar ese salto de fe. Y crecer, vivir.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *