jueves, 18 abril 2024

Los niños son la esperanza de un mundo lleno de magia

El Día Internacional de la Infancia fue instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956. Es un día consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero.

En tiempos de pandemia crece la importancia de la protección de los niños en el mundo y especialmente en Cuba. “Los niños son la esperanza del mundo”, dijo el más universal de los cubanos, nuestro apóstol José Martí, palabras que reafirma la protección y atención diferenciada que debemos brindarles a nuestros pequeños de casa desde que nacen.

Alguien aseguró que los primeros aplausos que recibimos las personas, son al nacer, y no se equivocó, al llegar al mundo un ser humano, es recibido con el amor que inspira una nueva vida.

Cada país tiene sus especificidades para el tratamiento a la infancia acorde a su idiosincrasia y sus costumbres, pero en todo caso con la prioridad que llevan. Cada familia los educa y forma para la vida y la escuela se encarga de continuar y agregar conocimientos a esa educación, para llegar a ser un adulto con los valores correspondientes a la sociedad en que viva.

No es menos cierto que esa misma sociedad y sus valores influyen positiva o negativamente en su crecimiento social y espiritual, en su comportamiento como seres bio-sociales, al menos yo pienso así y no voy a hacer juicios de cómo cada quien, o cada sociedad educa a sus hijos.

Sé que en el mundo millones de niños mueren a diario por falta de alimentos y pobreza extrema, millones trabajan jornadas extensas y en condiciones infrahumanas para poder vivir y esos mismos no reciben educación ni instrucción alguna.

Millones padecen lesiones que los limitan para vivir por mutilaciones a consecuencia de las guerras y cierto es que millones también fallecen a causa de enfermedades curables.

Y qué vamos a decir hoy, cuando la pandemia de la COVID-19 azota la humanidad y también cifras exageradas padecen y mueren a causa de ella, porque aun no tienen cura. Solo mantenerlos en casa, protegidos, higienizados y alimentados como única vacuna posible, puede salvarlos, y muchos carecen de un hogar.

Sabemos que cuidarlos y protegerlos es la razón ineludible de cada familia porque hasta los animales velan con celo de sus crías, como característica innata, sin embargo, millones de infantes no gozan de ese privilegio en el mundo a causa de una explotación desmedida por diferencias de razas y de privilegios creados por una casta social que alguien impuso sin miramientos.

De ahí que me atrevo a asegurar que ese sentimiento humano de amor al prójimo y de que todos somos iguales, que debe aprenderse en el trascurso de la vida, aun ni la pandemia acaba de enseñarles a todos.

En estos días de confinamiento social obligado además del teletrabajo reviso textos, veo memes que aparecen en las redes sociales y videos que en ocasiones me pasan amigos y amigas y siento una mezcla de dolor y alegría al ver abrazos y disimiles expresiones de reencuentro entre los niños.

Para ellos esas diferencias entre los seres humanos no existen aún, surgen con el transcurso de sus vidas en dependencia de la formación y educación que reciben en sus hogares.

Hoy escojo este Día Internacional de la Infancia no para hacer historia de cómo y por qué surgió, ni para demostrar al mundo los privilegios de los niños en mi país, es algo que se conoce ya en todo el Orbe.

Para mí, en tiempos de pandemia y de sufrimientos traídos por ella, es un día para reflexionar como los educamos en cada seno familiar y en reclamo a enseñarlos a amar al prójimo como único bien supremo.

Recuerde y parafraseo a nuestro apóstol José Martí:” Los niños son la esperanza del mundo”, pongamos en ellos nuestro empeño para que un mundo mejor sea verdaderamente posible en un futuro no muy lejano y con la magia que ello implica.


Eleonora María Flores Pedraza

Periodista Licenciada en Historia y Ciencias Sociales 1984, muestra interés por el periodismo y los problemas de la sociedad.

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