jueves, 18 abril 2024

Hospital “Celestino Hernández”: una lucha contra dos poderosos enemigos

Desde el 11 de enero y por segunda ocasión, el hospital Oncológico “Celestino Hernández Robau” de Villa Clara, atiende a pacientes sospechosos y positivos a la Covid-19, labor que han desempeñado sus trabajadores con creces.

Con la disposición que caracteriza  al colectivo de trabajadores del hospital “Celestino Hernández Robau”,  esta institución escribe desde inicios de año, nuevos capítulos de entrega y sacrificio a favor de la vida.

Ante el tercer rebrote de la Covid-19 en la provincia, y luego de haber  recuperado la rutina de trabajo, el hospital viejo como también se le conoce, volvió a convertirse desde el pasado 11 de enero en centro para la atención a pacientes sospechosos y positivos a la Covid-19.

“ Para los trabajadores  de nuestro hospital esta tarea implica una alta  dosis de compromiso  y sacrificio, pues debemos cumplir con dos  misiones importantes al mismo tiempo: atender a los pacientes  positivos y sospechosos a la Covid-19 y continuar la atención y  tratamiento de nuestros pacientes oncológicos, asegurando su  bienestar “, comenta  la doctora  Fedora Peñate, subdirectora de la   referida institución.

En la actualidad el centro dispone de una capacidad de 118 camas   distribuidas  en 8 salas para los casos de la Covid-19.Hasta  la fecha se  acumula un total de 456  ingresos, de ellos 293 positivos y 151  sospechosos. En estos  momentos permanecen 60  ingresados, 57  positivos y 3 sospechosos.

“Confieso que la Covid-19 ha sido una  misión dentro de otra  misión, donde al  principio sentimos un poco de susto, pues nos enfrentábamos a una nueva enfermedad donde todos aprendíamos y como médicos queremos siempre salvar  la vida de nuestros pacientes. Ahora  en este  tercer  rebrote nos sentimos con una mayor experiencia, tenemos dinámicas de trabajo que fluyen mejor,  y sobre todo, un mayor  desempeños  de todos los trabajadores que permanecen en la zona roja”, explica el doctor Manuel Toboso,director del “Celestino Hernández”.

“Mi estancia en la zona roja durante la primera etapa fue una escuela, allí viví diversas emociones y estados de  ánimos. Aprendí mucho, sufrí cada  vez que un paciente evolucionaba de manera tórpida, pero también viví  experiencias reconfortantes, un ejemplo: cuando vi a los abuelos del hogar de ancianos # 3 de Santa Clara recuperarse  y  salier de alta alegres;fueron momentos  de mucha satisfacción, comenta  el doctor y especialista en cardiología Jorge Sardá Rojas, quien en estos  momentos brinda sus servicios en la sala de terapia  intensiva del  Hospital Militar “Comandante  Manuel Piti Fajardo” .

Y aunque  el nuevo coronavirus le ha arrebatado la tranquilidad a estos  galenos, obligando a muchos a trasladar  sus servicios a otras  instituciones, a reforzar de manera meticulosa la vigilancia epidemiológica, la esperanza y el espíritu de sanar a sus pacientes cobran mayores fuerzas.

“Aquí no se para ningún servicio, bajo las  más adversas circunstancias  se mantienen los tratamientos de oncología  y cada paciente recibe su tratamiento tal como dispone el facultativo”, agrega la  doctora  Fedora Peñate .

“No tengo palabras para expresar la grandeza de cada médico, de cada  enfermera, de cada técnico de laboratorio, de cada especialista de  radioterapia, hasta de los camilleros.Son muchos  los nombres  que a diario agolpan en mi mente, y que contribuyeron a mi tratamiento y a que no lo abandonara  cuando  las quemaduras de la radioterapia mellaron mi voluntad y mis esperanzas. No puedo olvidar al doctor  Ernesto, que  en la madrugada, al inicio de la radioterapia, me recibía con una frase de aliento y me decía: te queda menos. Al doctor Yunier  que siempre me  repetía: tienes que  bajar de peso para que te sientas mejor; a esas  enfermeras  de la braquiterapia que impidieron con sus  insistentes  llamadas  telefónicas a la casa, que abandonara  el tratamiento, a todo el equipo de cirugía que batalló por más de 6 horas  y venció  todas las complicaciones. Al camillero de la sala de cirugía, un hombre alegre lleno de amor y buenas vibras para  los pacientes. Solo puedo decir que soy una mujer nueva, con ganas de vivir y recuperándome gracias  a esos hombres y mujeres que en medio de la Covid-19, continuaron  la lucha contra el cáncer “,expresa con voz entrecortada Nereida Cuevas, paciente de Vueltas.

Y es que la vida de cada paciente oncológico es sagrada en este vetusto hospital que reorganizó sus servicios manteniendo las  consultas externas, la radioterapia y braquiterapia en la propia  institución, bajo estricto protocolo sanitario. Asimismo mantiene 3 salas de ingreso de oncología.

En el Cardiocentro “Ernesto Guevara” se instaló el tratamiento de quimioterapia  ambulatoria y las consultas de cardiología. En el Hospital “Arnaldo Milián Castro” se habilitó un salón para la cirugía de tumores diagnosticados que no pueden esperar.

Una lucha contra dos enemigos poderosos enfrentan los trabajadores  del hospital “Celestino Hernández Robau”, para quienes el cansancio y el agotamiento son vocablos fuera del diccionario mientras haya una vida por salvar.


Belkis Vidal Ramos

Periodista Licenciada en Historia y Marxismo por la UCP de Sancti Spíritus en 1993. Periodista de profesión y pasión.

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