jueves, 18 abril 2024

Girón, como una lección constante

En el sitio de la batalla épica, fueron depositadas ofrendas florales a nombre del Primer Secretario del Comité Central del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

La invasión mercenaria de abril de 1961 fue un fracaso. Se acabó, en efecto, en menos de 72 horas, aunque cobró la vida de valiosos hijos de la Patria, combatientes y civiles.

Hoy se sabe que desde el punto de vista estratégico la idea de la operación no fue un desacierto. El error fue de cálculo, y echó por tierra sus aspiraciones: subestimaron el espíritu patriótico y la dignidad de los cubanos.

Al sintetizar las causas de la victoria, uno de los principales protagonistas de la gesta, José Ramón Fernández, sostuvo que Fidel había de­satado la fuerza del pueblo. Solo así se explica cómo se logró vencer un proyecto tan descomunal y agresivo, dijo.

El apoyo a la Revolución y a su máximo líder mostraba una espiga como nunca antes la había logrado ningún gobernante en el hemisferio, escribió Juan Carlos Rodríguez, investigador de los sucesos de Girón.

Fueron momentos de mucha agitación, desde las primeras horas del 17 de abril. ¡Levántate, que llegó la invasión y los americanos están atacando! Fueron voces que corrieron, de casa en casa, en los escenarios más cercanos al desembarco, y en otras latitudes.

La alerta tuvo la respuesta inmediata de las milicias, «que se convirtieron en una gigantesca escuela de revolucionarios», de soldados y oficiales del Ejército Rebelde, y de la Policía Nacional Revolucionaria. 

Se impuso la voluntad y disposición de los combatientes, algo que, al decir del propio Fernández, se ha repetido muchas veces y ya es tradicional en nuestro pueblo.

Girón quedó como una lección constante. Frente a la adversidad o ante el peligro inminente, el pueblo de esta Isla invoca siempre la batalla épica: se moviliza, da la guerra, y la corona cada vez –como hace 59 años–, con otro Día de la Victoria.


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