jueves, 28 marzo 2024

COVID-19 en el mundo: ONU alerta de “catástrofe generacional” por cierre de escuelas que afecta a más de mil millones de estudiantes

“La pandemia de COVID-19 ha causado la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación”, declaró este martes el secretario general de la ONU, António Guterres, quien señaló que a mediados de julio las escuelas estaban cerradas en unos 160 países, lo cual afecta a unos 1 000 millones de estudiantes que pierden tiempo de enseñanza mientras sus padres asumen pesadas cargas de cuidados en sus hogares.

Guterres señaló que al menos 40 millones de niños de todo el mundo han perdido tiempo de enseñanza en su primer año de educación preescolar, un año fundamental, y que, a pesar de las clases impartidas por radio, televisión y en línea, y de los mejores esfuerzos de docentes y progenitores, sigue habiendo muchos alumnos a los que no se ha llegado.

La educación es la clave para el desarrollo personal y el futuro de las sociedades. Abre oportunidades y reduce las desigualdades. Constituye los cimientos de las sociedades informadas y tolerantes y es un motor fundamental del desarrollo sostenible. La pandemia del COVID-19 ha causado la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación. (António Guterres, agosto de 2020)

“Los alumnos con discapacidades, aquellos de comunidades minoritarias o desfavorecidas, los desplazados y refugiados y aquellos en zonas remotas son los que corren mayor riesgo de que se los deje atrás. Incluso para aquellos que tienen acceso a la educación a distancia, los buenos resultados dependen de sus condiciones de vida, incluida la distribución justa de las tareas domésticas”, dijo el secretario general de Naciones Unidas.

Guterres recordó que “ya antes de la pandemia sufríamos una crisis de la educación. Más de 250 millones de niños en edad escolar no estaban escolarizados” y que en los países en desarrollo “solo la cuarta parte de los alumnos de secundaria dejaban la escuela con competencias básicas”.

Con ese precedente y en vista del impacto de la COVID-19 en los sistemas educacionales, alertó que “nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas”.

Agregó que “las repercusiones que ello tendrá, entre otras esferas, en la nutrición infantil, el matrimonio infantil y la igualdad de género son profundamente preocupantes”.

El secretario general hizo las declaraciones al presentar un documento de políticas y una nueva campaña, Salvar Nuestro Futuro, con asociados en el ámbito de la educación y organismos de las Naciones Unidas.

“Las decisiones que los Gobiernos y los asociados tomen ahora tendrán un efecto duradero en cientos de millones de jóvenes, así como en las perspectivas de desarrollo de los países durante decenios”. (António Guterres, agosto de 2020)

El documento de políticas hace un llamamiento a la acción en cuatro ámbitos principales e incluye directrices para su puesta en práctica. Primeramente, reabrir las escuelas “una vez que la transmisión local de la COVID-19 esté controlada. Devolver a los alumnos a la escuela y las instituciones de enseñanza de la manera más segura posible debe ser una de las prioridades fundamentales”.

En este apartado, indica que será esencial “encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud y los riesgos para la educación y la protección de los niños, y tener en cuenta también la repercusión en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo. Es fundamental consultar a los progenitores, los cuidadores, el personal docente y los jóvenes”.

El segundo punto es la necesidad de dar prioridad a la educación en las decisiones de financiación.

En ese sentido, el documento recuerda que antes de la crisis, los países de ingresos bajos y medianos ya tenían una necesidad de fondos no satisfecha para la educación de 1.5 billones de dólares al año. “Ahora, ese déficit de financiación ha aumentado”.

Por ello advierte que los presupuestos para educación se deben proteger y aumentar. “Es fundamental que la educación esté en el centro de los esfuerzos internacionales de solidaridad, desde la gestión de la deuda y las medidas de estímulo a los llamamientos humanitarios mundiales y la asistencia oficial para el desarrollo”.

En tercer lugar, la ONU llama a “dirigir la acción hacia aquellos a los que es más difícil llegar. Las iniciativas de educación deben procurar llegar a aquellos que corren mayor riesgo de que se les deje atrás: las personas en situaciones de emergencia y de crisis, los grupos minoritarios de todo tipo, las personas desplazadas y aquellas con discapacidades (…) Y deben buscar con urgencia cerrar la brecha digital”.

Por último, la ONU insta a “construir hoy” el futuro de la educación. “Tenemos una oportunidad generacional de reimaginar la educación y la enseñanza. Podemos dar un salto y avanzar hacia sistemas progresistas que impartan educación de calidad para todos, como trampolín para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Para lograr ese propósito, la organización indica que se debe invertir en la alfabetización y la infraestructura digitales, evolucionar hacia el aprendizaje de cómo aprender, revitalizar el aprendizaje continuo y reforzar los vínculos entre los sectores formal e informal de la educación.

“Debemos también aprovechar los métodos de enseñanza flexibles, las tecnologías digitales y la modernización de los planes de estudios, velando al mismo tiempo por que el personal docente y las comunidades tengan un apoyo sostenido”, añade.

“Ahora que el mundo enfrenta niveles insostenibles de desigualdad, necesitamos la educación, el gran igualador, más que nunca”, insiste la organización mundial, y enfatiza que “debemos tomar medidas audaces ahora, a fin de crear sistemas educativos de calidad, inclusivos y resilientes, adecuados para el futuro”.

En julio pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó que la mejor y más segura manera de reabrir las escuelas durante la pandemia de COVID-19 es en medio de un contexto local de baja transmisión comunitaria.

“Es un hecho que cuando hay transmisión comunitaria intensa los niños van a estar expuestos al virus y serán parte del círculo de transmisión, algunos se infectarán e infectarán a otros”, dijo el director de emergencias de la OMS, Michael Ryan.

El experto aseguró que la decisión de abrir o no las escuelas no debe ser tomada de manera aislada, y que las mismas consideraciones que se toman para los lugares de trabajo y los sitios de cuidado a largo plazo, deben tomarse para los centros educativos.

“Todo esto depende de qué está pasando en la comunidad, y si en la comunidad la transmisión ha sido suprimida efectivamente, el país ha sido exitoso en reducirla a través de todos los contextos, entonces todo será seguro de operar”, afirmó Ryan.


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